El programa Lovaas
El programa consiste en una intervención psicológica, cuyo objetivo es la inclusión del niño en el entorno escolar, familiar y social lo más normalizado posible.
Un diagnóstico temprano y un programa de intervención adecuado, hace que el progreso sea más efectivo, reduciendo los síntomas del autismo y mejorando la calidad de vida de las personas con TEA y sus familias.
Desarrollo del programa Lovaas
El programa se dirige al desarrollo funcional de todas las áreas críticas en el desarrollo de las habilidades del niño: autonomía, lenguaje, socialización, juego y colegio. Aprendiendo desde entornos estructurados, para generalizar en entornos más naturales, desde el hogar al colegio o la comunidad.
Cada niño es evaluado de forma individualizada, con el objetivo de analizar y detectar los factores que están incidiendo en el aprendizaje como: conductas auto estimulatorias, rabietas o comportamientos disruptivos, que obstaculizan y distancian respecto al resto de niños de su misma edad.
Nuestro objetivo es que el niño aprenda lo más rápido posible, facilitando habilidades básicas como futuros pilares de aprendizaje, de esta manera se darán menos instrucciones directas e intensivas de enseñanza.
Basándonos en la evaluación realizada y la observación conductual, se establece un enfoque clínico desde donde se intervendrán todas las áreas afectadas.
Es necesario establecer habilidades muy consistentes que puedan permitir la enseñanza de habilidades progresivamente más complejas, como el lenguaje o la socialización. La programación se diseña de tal manera que las habilidades a enseñar, se descomponen en partículas de aprendizaje tan pequeñas como tan necesarias sean, asegurándose que se cumplan los objetivos, ofreciendo al niño una estructura dinámica con diferentes oportunidades de aprendizaje.
Generamos un entorno positivo para el aprendizaje, como uno de los procesos de enseñanza, incrementando los comportamientos deseados mediante refuerzos positivos. Nuestros reforzadores pueden ser de todo tipo como: elogios, interacción física con juegos interactivos, objetos, situaciones como cosquillas o abrazos, comidas… Son presentados como consecuencia de una conducta que queremos fomentar, creando más posibilidades de éxito en el aprendizaje.
Según se van adquiriendo habilidades, los reforzadores comunes, se van sustituyendo por otros más apropiados para la edad o situación.
El aprendizaje es uno a uno, (terapeuta o padre – niño), individual, lo que proporciona toda la atención al niño y elimina la opción de distracciones que no sean las de sus tareas. Dependiendo de la edad del niño y las habilidades que presenta, se estructuran sesiones diarias de un número de horas determinado a lo largo de toda la semana. Estas van desde dos a ocho horas cada día, entre cinco y seis días por semana (lunes a sábado).
Nuestro objetivo es alcanzar progresivamente un total aproximado de entre 35 y 40 horas semanales en intervenciones intensivas.
Hacemos que la intensidad de nuestro programa de intervención sea manejable para el niño, respetando sus tiempos y sus necesidades en base a su etapa de desarrollo.
La intervención se realiza en casa, siempre en un ambiente menos restrictivo, en el que se aprovecha la presencia de los padres para aprender sobre el modelo de intervención que realizamos, incrementando el conocimiento sobre la evolución de la programación y objetivos de sus hijos.
Cuando los padres adquieren las herramientas necesarias para el control conductual de los niños pueden intervenir en cualquier contexto de forma más segura.
La formación de padres es esencial a la hora de implantar la programación y esencial para el desarrollo de los objetivos de aprendizaje de cada niño.
La intervención se realiza por un equipo de profesionales especializados en el programa Lovaas, se requiere de entre 2 a 4 terapeutas con formación previa en psicología, logopedia, educación especial, pedagogía… Los terapeutas son entrenados en la metodología ABA y están en continuo proceso de formación. El terapeuta está supervisado por el coordinador de equipo que suele ser el terapeuta con más antigüedad dentro del equipo, dicho coordinador suele tener una experiencia mínima de 2 a 3 años.
El consultor
El Consultor asignado es el que dirige la programación del niño y al equipo de terapeutas y coordinador. Supervisará los progresos y evaluará los resultados para diseñar nuevos objetivos. La programación está parametrizada y diseñada para la toma de datos, análisis y comprensión de los mismos, el consultor los analizará para saber si se está progresando en la dirección adecuada.
Después del taller inicial, su consultor realizará supervisiones de seguimiento, se evaluará el progreso de su hijo en casa y en el colegio, se modificarán los métodos de enseñanza (según sea necesario para facilitar el aprendizaje) y se proporcionará la formación continua para los padres y el equipo. El consultor establecerá día y la hora con la familia, para resolver los emails y dudas que surjan durante la implementación de la terapia de su hijo.
Su consultor participará directamente en reuniones del colegio (previa solicitud de los padres o autorización) programadas para ayudar en el desarrollo de metas y objetivos educativos apropiados.
Para las reuniones en el colegio se generará un informe de metas y objetivos individualizados que se entregará al tutor, para ayudar en el desarrollo marcado por el equipo docente.
La consultoría y las supervisiones también puede ser vía telemática, para estos casos se solicitará la presencia del equipo de terapeutas o de al menos un terapeuta del equipo.
Aunque UCLA usó “servicios clínicos básicos”, todas las instrucciones se llevaron a cabo en casa con un equipo docente y de estudiantes de la UCLA. El “modelo clínico” de UCLA y el “modelo taller” eran idénticos en todos los aspectos, excepto en que el equipo docente en el “modelo clínico” consistía en personal de UCLA mientras que en el “modelo de taller” consiste en personal docente contratado por los padres.